La implantación del impuesto a las energéticas se encuentra en una encrucijada política que podría llevar a su pronta desaparición. Aunque el Gobierno ha dado pasos para cumplir con las exigencias de sus socios y de la Unión Europea, las dificultades para lograr un consenso nacional podrían truncar esta medida fiscal antes de que alcance su objetivo.
Un cierre de año marcado por la fiscalidad
En la última sesión del Consejo de Ministros del año, tradicionalmente utilizada para abordar cuestiones clave antes del cierre del ejercicio, se aprobaron varias medidas fiscales. Sin embargo, una de las propuestas más esperadas, la subida del impuesto al diésel para igualarlo con la gasolina, quedó nuevamente postergada debido a su baja aceptación social y política. Esta medida habría supuesto un incremento de 11 céntimos por litro, algo que los expertos consideran crucial para cumplir con los objetivos ambientales, pero que sigue siendo polémico por su impacto en las clases medias.
En cambio, el Gobierno decidió apostar por la aprobación de un nuevo impuesto a las energéticas, diseñado tras el rechazo del anterior intento debido a las enmiendas introducidas por la oposición. Este nuevo tributo busca cumplir con los compromisos adquiridos con los socios de izquierda y con Bruselas, mientras se ofrecen incentivos fiscales para inversiones verdes, tal como destacó el presidente Pedro Sánchez en su balance del año.
Desafíos para la supervivencia del impuesto
Pese a la urgencia de la medida, su futuro es incierto. El impuesto necesita ser convalidado en el Congreso dentro de un mes, un trámite que requiere mayoría parlamentaria. Sin el respaldo de los partidos nacionalistas de derechas, que han mostrado reticencias, el decreto-ley corre el riesgo de ser derogado.
El Ejecutivo enfrenta una creciente presión, tanto de sus socios como de la oposición, para ajustar su política fiscal. Este panorama refleja que la fiscalidad se ha convertido en uno de los principales retos para el Gobierno. Mientras algunos avances se han concretado, otros permanecen pendientes, como la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado, que siguen prorrogados por segundo año consecutivo.
Incentivos verdes: el punto a favor del impuesto
Uno de los aspectos positivos del nuevo impuesto a las energías es que incluye incentivos fiscales para promover inversiones en tecnologías verdes y sostenibles. Esto no solo responde a las demandas europeas, sino que también busca generar un impacto positivo en la transición energética de España, fomentando el uso de energías limpias.
¿Cómo afecta esto a los clientes y cómo podemos ayudar desde Ergonia?
El impuesto a las energéticas puede tener un impacto directo en los costes energéticos de empresas y particulares, ya que las variaciones fiscales suelen trasladarse a las tarifas de electricidad y gas. Esto puede suponer un aumento en las facturas, especialmente para negocios con un alto consumo energético. En Ergonia, estamos aquí para ayudarte a minimizar estos efectos. Ofrecemos asesoramiento personalizado para optimizar tu consumo energético, identificar oportunidades de ahorro y aprovechar las mejores soluciones disponibles en el mercado. Nuestra experiencia en el sector nos permite gestionar eficazmente estos cambios para proteger la competitividad de tu empresa y reducir el impacto en tus costes energéticos.